
La aprobación de la reforma sanitaria, que beneficiará a unos 15 millones de hispanos, da esperanza a miles de indocumentados que confían en que el respaldo del presidente de EE.UU., Barack Obama, a la Marcha por América, cristalice este año en una reforma del sistema de inmigración.
Sin embargo, el mayor cambio en las políticas sanitarias de Estados Unidos en cuatro décadas todavía se enfrenta a múltiples obstáculos.Las autoridades de al menos 11 estados han anunciado demandas para impugnar la constitucionalidad de la reforma y señalar que infringe su soberanía estatal.
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